Antes de entrar a estudiar gastronomía, sabía que la pastelería y repostería (más la pastelería) eran definitivamente a lo que me quería dedicar, teniendo una cafetería y/o valga la redundancia, una pastelería. Y es que realmente creo, sin desmerecer por ningún motivo la cocina, que la pastelería tiene la capacidad de sacarle una sonrisa a cualquiera, de hacer olvidar una pena y de acompañar los recuerdos más dulces que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida. Por lo demás, y creo que lo he dicho, me encanta la sensación de la masa en la manos o el olor de una cocina o una casa completa cuando se está cocinando un queque, unas galletas, una tarta, lo que sea, pero dulce.
Otra cosa que sé que he dicho pero que creo que no está demás, es que creo que la pastelería en las casas chilenas o en las mesas de nuestro país, es fome. ¿Te preguntas por qué? ¡YO TAMBIÉN!, si la pastelería da para tanto y es tan entretenida, no entiendo por que la gente se queda con lo básico, el típico pie, la típica tartaleta y el típico kuchen, está bien, son deliciosos y no lo puedo negar ni discutir, pero fome, si hay un mundo increíble detrás de esta palabra "pastelería", es cosa de intentar, probar, atreverse y buscar, en internet, en libros o claro, en blogs como este.
Es por eso que la receta de hoy espero que alguna vez esté en sus mesas a la hora del té, o por último, en el refrigerador al menos una vez en su vida, para compartir con una amiga, la familia o por último, que sirva de acompañamiento para esa película que siempre te hace llorar. Ésta maravilla de receta lleva por nombre, cheesecake.
Ingredientes:
- 500 grs de queso crema. (A mi me gusta la marca kraft, pero puede ser otra obviamente)
- 500 grs de galletitas de vainilla. (Podrías variar y que fueran de chocolate, o coco, no pierdes nada con jugar y darle rienda suelta a tu imaginación)
- 150 grs de mantequilla. (Guíate por el envase)
- 4 cucharadas de azúcar.
- 4 huevos (siempre frescos, no olvidar)
Preparación:
Licua, es decir, muele las galletittas y una vez que estén bien molidas, agrega la mantequilla previamente derretida y mezcla bien hasta que se forme una mezcla "arenosa" que cuando la apretes, se haga una especie de masa homogénea. En el molde que usarás, pon ésta mezcla por todo el fondo, intentando que sea lo más parejo posible (que el molde no se vea) y por lo demás, no tienes que hacer el borde, como si fuera un kuchen.
Deja esto a un lado y bate el queso con los huevos y el azúcar formando una mezcla cremosa, una vez hecho esto, vierte sobre la base de galletas y golpealo en el mesón para que no quede aire (despacio no brusco). Hecho todo lo anterior, lleva al horno a 180º hasta que adquiera consistencia o esté ligeramente dorado por arriba. Una vez que tomó consistencia, deja enfríar y desmolda.
La decoración puede ser a gusto, recomiendo frutas como frutillas o frambuesas, alguna salsa de chocolate, chocolate rallado o lo que se te ocurra.